Mentes colosales: el universo olmeca a través de su escultura

Resumen

Este texto sirve como introducción al arte escultórico olmeca, evidenciando la complejidad y el legado de la primera gran civilización mesoamericana. Se describen dos tipos de esculturas: los tronos y las cabezas colosales. Los tronos, bloques de piedra con un nicho que simboliza la cueva del inframundo, son el asiento de figuras humanas que encarnan el poder de los gobernantes. Los tronos más imponentes se encuentran en las capitales olmecas, donde los reyes ejercían un gobierno hereditario, mientras que los tronos menores se localizan en sitios subordinados, indicando una designación política de los jefes. Las cabezas colosales, por otro lado, son retratos de personajes destacados, creados a partir de tronos. Estas esculturas reflejan las características físicas y culturales de la élite olmeca, tales como la deformación craneal y el estrabismo. Solo presentes en las capitales, cada cabeza colosal posee una expresión facial distintiva. El texto aclara que estas esculturas son un reflejo de la organización social, política y económica de los olmecas, así como de su cosmovisión y su expresión artística.